En tan insigne día como hoy, a uno le da por reflexionar qué implica ser español y cuál es nuestra aportación al mundo. Y muy vinculado a este tipo de reflexión se encuentra la tarea de buscar quién simboliza mejor dicha idiosincrasia hispánica. Precisamente hoy han saltado a la palestra informativa dos personajes que, de una manera u otra, recogen ese espíritu de sublimación nacional: Luis Aragonés y Jesulín de Ubrique.
El insigne seleccionador nacional ha sido notícia por unas declaraciones en las que justifica la no convocatoria a la selección de Raúl González debido a su escasa aportación a los logros de la escuadra que nos representa a todos. Unas declaraciones que han acabado por consolidar una opinión que últimamente me rondaba por la cabeza: Luis Aragonés es el máximo exponente de la españolidad. Razonemos la selección:
1) De entrada, Luis cumple con el requisito indispensable de no ser agraciado físicamente (todo el mundo sabe que el español de pura cepa no es guapo). De hecho, cada vez tienen más pinta de ser el eslabón perdido e incluso dudaría que le vetasen la entrada en algún zoo para no soliviantar a los chimpances (aquí iría al pelo el chiste aquel en el que los monos que están en el zoo le preguntan al visitante, feo como él sólo, qué abogado le ha conseguido sacar de la jaula).
2) Al hecho de que la naturaleza no ha sido agraciada con él hay que añadir que él (como buen español) tampoco hace mucho por remediarlo. La ropa que viste parece sacada de las donaciones de Cáritas (chaquetas apolilladas y con un estilo ya no ochentero, sinó setentero), y siempre da la sensación de no ir suficientemente aseado (como buen español): sólo hay que ver como constantemente se rasca la cabeza, los sobacos, etc. El agua para los mariquitas...
3) Es arisco en las formas: sólo hay que ver como se dirige a los periodistas en las ruedas de prensa (no les muerde de milagro). El español de casta siempre desconfía del otro (sea extranjero o conciudadano): si alguien se dirige a tí siempre será para pedirte dinero o un favor.
4) Cero en pedagogía: famosas son sus arengas a los jugadores (el caso de Reyes y cómo lo "incentivaba" diciéndole que era mejor que "el negro de mierda de Thierry Henry"). O el mismo caso Raúl que mencionábamos anteriormente. Incluso en casos en los que hay que loar su labor humanitaria (como cuando fue a un hospital ovetense a visitar a un jugador que se recuperaba de una grave lesión), la forma de arengar o dar ánimos al pobre jugador parecían más las de un sargento chusquero de la legión que la de un entrenador de fútbol (impagable su frase: "te hablo fuerte porqué se que tal"). En este caso aparece otra característica del buen español: ante cualquier adversidad (le afecte o no directamente) él lo ha pasado peor o conoce a alguién que lo ha pasado peor. ¿Qué te has roto un brazo? Pues yo me rompí los dos y a la vez. ¿Qué te han subido la hipoteca 100€ al mes? Pues a mi 300. Un claro signo de proyección de negativismo.
5) Cobarde: no se quien acuñó la famosa expresión de "tirar la piedra y esconder la mano", pero seguro que estaba pensando en un español. En el vídeo en el que Luis raja de Raúl ("¿sabes que Raúl ha participado en tres mundiales y dos eurocopas y España no ha ganado en ninguna de ellas?"), se ve claramente esa cobardía: después de decir esa frase con tan poco margen para la imaginación, rápidamente se acobarda diciendo "yo no digo que no sea por nadie".
6) Impulsivo: la palabra reflexividad no entra dentro del vocabulario del buen español como Luis Aragonés. Uno se lanza a la piscina y después piensa (en el mejor de los casos) qué ha hecho. Si no no se entiende que Luis entre al trapo de las preguntas de unos aficionados, enfrentándose a ellos (como buen cobarde siempre se enfrenta con los más débiles). Hablando de impulsividad, a bote pronto me viene la imagen de un partido veraniego amistoso que jugaba el Sevilla contra un equipo extranjero (no me acuerdo cual era) y que justo antes de empezar (en el calentamiento) se generó una batalla campal entre ambos equipos y en la que Luis se encontraba en medio (en aquel entonces era entrenador del Sevilla).
7) Ludópata: si todo esto no era suficiente para catalogarlo de máximo exponente de la españolidad, el hecho de que Luis siempre ha arrastrado fama de ludópata (dicen que cuando era entrenador del Barça a mediados de los ochentas sus visitas al bingo eran más que constantes) acaba de consolidar dicha imagen. Y es que no hay nada más español que ser ludópata de las tragaperras o del bingo.
El caso de Jesulín de Ubrique no es el mismo que el de Luís, pero también encierra ciertas esencias de españolidad. En este caso hablaríamos de una escasa inteligencia compensada por el humor (tonto pero simpático), que tan buenos resultados da en el mundo patrio del fútbol y los toros. Por otro lado, un desparpajo (o también llamado falta de pudor) que muchas veces se confunde con "autenticidad". Y finalmente está el factor del hombre mujeriego: el español de edad media y feo ha de irse de putas para satisfacer sus necesidades, mientras que al español joven, simpático y triunfador (como Jesulín) le llueven las golfas a tutti plain. Desde que está casado en segundas nupcias con Maria José Campanario parece ser que los líos de faldas de Jesulín van a menos (aunque se comenta que aún existen), pero en la época de Belén Estebán y posteriores el nivel de golfas que salían por la tele diciendo que se habían acostado con Jesulín era escandaloso (incluso en algunos programas las reunían de tres en tres).
En el caso de Jesulín, su selección dentro de esta terna hispánica viene por la via del homenaje, ya que hoy ha decidido cortarse la coleta y dejar el mundo del toreo activo. Habrá que ver si finalmente Jesulín es consecuente con sus actos profesionales o si acabaremos viéndolo como Ortega Cano arrastrándose por los cosos taurinos tras la enésima reaparición.
Para cerrar este insigne día de la Hispanidad y ejercer de buen patriota voy a visionar (por enémisma vez) alguna de las películas de Esteso y Pajares que tengo en mi videoteca (estoy entre "Los bingueros" y "Los chulos").
¡Santiago y cierra España!
viernes, 12 de octubre de 2007
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