sábado, 29 de diciembre de 2007

Vergüenza Ajena


Dadas las fechas en las que nos encontramos, raro es que no recibamos felicitación de Navidad (ya sea en papel o electrónica) de nuestros familiares, amigos, allegados y compañeros de trabajo. La mayoría son anodinas y previsibles, pero no lesivas: te desean lo mejor con toda la retórica habida y por haber y poca cosa más. Pero lo que en un principio puede resultar un instrumento de buena voluntad finalmente puede desencadenar en un estrepitoso (y vergonzante) fracaso, empeorando la imagen y el estatus del emisor de la felicitación ante el receptor.

Todo esto viene a cuento por dos felicitaciones recibidas recientemente (y ambas de carácter colectivo). La primera es la felicitación que ha enviado el equipo de la Oficina del Parlamento Europeo en Barcelona: una felicitación que, de "humilde" que es, parece casi lastimosa. En el interior de una tarjeta de cartón (hasta aquí nada raro) se encuentra una foto (sobria) de los tres miembros de la oficina ¡¡IMPRESA EN PAPEL DE SEDA BLANCO!! No me extraña que el nivel de abstencionismo electoral en los comicios europeos sea tan alto, dada la total ausencia de atractivo gráfico de delegaciones como la Condal (en una época en la que incluso las carmelitas misioneras manejan el Photoshop y el Freehand...). He escudriñado la felicitación para encontrar algún elemento que arregle y justifique semejante desaguisado del estilo: "tarjeta realizada por los nietos de los supervivientes de la hambruna de Biafra", pero no lo encuentro. Primer ejemplo de que, para enviar algo indecoroso, mejor no enviar nada...

Pero la felicitación de la Oficina del Parlamento resulta un festival primaveral de cuatricomía en comparación con la felicitación enviada por el Departamento en el cual trabajo (y que por respeto a mis compañeros y a mí mismo no revelaré). La parte más dura de dicha felicitación no es el grafismo (absolutamente nefasto), sino el contenido "intelectual". Agarraos, que vienen curvas... Los versos escogidos para reflexionar en unas fechas tan señaladas como las actuales han sido extraídos de una canción de....¡¡JON BON JOVI!! (para el que no tenga el gusto de conocerlo, el zagal cuya foto ilustra la presente entrada).

Hay que tener unos cojones como bolas de petanca para perpetrar semejante acto de terrorismo intelectual. Últimamente el mundo de las letras no pasa uno de sus mejores momentos, pero tampoco está la cosa como para acabar remitiéndose a Mr. Laca 1984... De todos modos, ofrezcámosle el beneficio de la duda a la autora de la selección (hablo en femenino porqué tras unas ligeras pesquisas he descubierto a quién pertenece la autoría) y veamos qué nos canta Bon Jovi (quizás sean palabras de hondo calado emocional y humano): "Desearía que todo el año fuese cómo Navidad / Si pudiese hacer realidad un sólo deseo / desearía que durante todo el año hubiese paz y amor...". Y hasta aquí os puedo escribir porqué las lágrimas no me dejan continuar con la transcripción, pero no son lágrimas de pena y sentimiento, sino de D-E-S-C-O-J-O-N-E. Sin palabras: tanto por la selección del tema como por el contenido de la letra. Empiezo a pensar que a Bon Jovi eso de llevar mayas tan ajustadas no sólo le ha afectado los testículos sino también al riego sanguíneo... Parece que hemos pasado de leit motivs del estilo "El Jevi no es violencia" a "El Jevi no controla el esfínter"... Rápidamente y cómo un poseso empecé a bucear a través de Google para averiguar a qué canción pertenecen semejantes ripios, y finalmente la encontré: "I Wish Every Day Could Be Like Christmas" (también yo soy tonto: conociendo la demostrada capacidad lírica del melenas, fijo que el estribillo ha de ser idéntico al título de la canción, más que nada para que Bon Jovi no se olvide de la letra cuando la gente se la pida en los conciertos....juas, juas, juas...).

Chiquitines, este es un claro ejemplo de felicitación de Navidad con resultado contrario al objetivo (pretendidamente) deseado: un insulto a la inteligencia de los compañeros que trabajamos en el Departamento, que ya poco cobramos durante el año para que encima nos pisoteen las gónadas con semejante artefacto. Menos mal que uno sabe que no hay maldad ante semejante acto, sino más bien carencias (y no precisamente afectivas)...

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