Al banquillo por pasar sus discos al ordenador
Una discográfica demanda a una familia de Arizona por "copias no autorizadas" de los compactos que compra
DAVID ALANDETE - Washington - 24/01/2008
Las compañías discográficas estadounidenses han llevado la protección de sus derechos a extremos inimaginables. El último paso lo ha dado Atlantic Records, subsidiaria del grupo Warner y propietaria de los derechos de, entre otros, The Corrs, Missy Elliott o James Blunt. En una demanda contra la familia Howell, de Arizona, la compañía asegura que es delito grabar en el disco duro del ordenador personal la música de un CD comprado de forma legal.
Jeffrey Howell, taxista de Scottsdale, guarda cientos de álbumes en su PC. Todos comprados en tiendas de discos, según su versión. Todos pasados a su ordenador para escucharlos en casa o en su reproductor digital. En 2006 recibió una citación judicial por haberse conectado al programa de intercambio de archivos Kazaa. Los demandantes le piden 40.000 dólares (27.371 euros). A Howell lo había cazado SafeNet, que trabaja para la Asociación de Empresas Discográficas de América (RIAA, en inglés), conectándose permanentemente a los programas de descarga para detectar infracciones legales. Howell, que no ha podido costearse un letrado, se defenderá a sí mismo.
Ira Schwartz, abogado de Atlantic, asegura en un escrito entregado al juez que traspasar música de un CD al disco duro del ordenador personal genera "copias no autorizadas". Los demandantes definen el mp3 como "un formato comprimido que permite la inmediata transmisión de archivos de audio digitales de un ordenador a otro por correo electrónico o cualquier otro protocolo".
El juicio contra los Howell comienza hoy. En la demanda, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, Atlantic asegura que "una sola copia puede llevar a millones de descargas a través de programas P2P". La industria discográfica ataca así al verdadero corazón de la revolución digital: la capacidad de convertir la música de un CD a formato digital. Miembros de la RIAA han negado que su intención sea impedir que los usuarios pasen música a su ordenador personal. Pero en su propia web, este organismo asegura que el comprador no tiene el "derecho legal" de "transferir una copia al disco duro del ordenador o al reproductor portátil".
El pasado mes de octubre, un juzgado de Minnesota multó con 126.000 euros a Jamie Thomas, una madre soltera que ofreció 24 canciones a través de Kazaa. El juez estableció que no es necesario demostrar que alguien se ha descargado las canciones para condenar a quien las ofrece. En los últimos años, la RIAA ha presentado hasta 22.000 denuncias con este mismo argumento.
Así están cambiando las costumbres de los internautas. Un programa P2P, como Limewire o Emule, implica que los contenidos que el usuario se descarga también se ponen a disposición de los demás miembros de la Red. Muchos están sustituyendo los programas de intercambio de archivos por el acceso libre y gratuito a blogs. Cientos de ellos, creados en el último año, ofrecen enlaces a páginas donde se puede descargar música gratuitamente.
Dos empresas se reparten la mayoría de este mercado, también llamado "alojamiento en un click". Rapidshare ocupa el número 12 en la clasificación de páginas más visitadas del mundo, según la empresa de mediciones Alexa. A Megaupload le corresponde el puesto 14º.
Las discográficas pueden localizar a los administradores de estos sitios web a través de sus direcciones IP. "No puede ser muy difícil encontrar a los dueños de estos blogs", explica Tracy Medrano, experta en propiedad intelectual de la Universidad de Cornell, en el Estado de Nueva York. La RIAA puede, además, denunciar a la empresa que ofrece el alojamiento web. De este modo, compañías como Blogger se pueden enfrentar a denuncias millonarias.
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