lunes, 31 de diciembre de 2007

Feliz Año Nuevo

Ayer, al comprar el periódico, vi de refilón la portada del último número de la revista ¡Hola! (oficialmente, el primero del año 2008) y me encontré con un line-up de auténtico lujo e incluso me atrevería a decir que inédito: un posado de Isabel Preysler con sus tres hijas (Chábeli, Tamara y Ana). Así que ante el annus horribilis de los Borbones, nada mejor que darse un baño de glamour con estas cuatro hembras.

La Preysler está como siempre (habrá que averiguar de qué madera noble está construido el ataúd en el que descansa o la crema de baba de caracol con la que se embadurna toda entera), repitiendo el reinado del año pasado como La Mujer Más Elegante 2007 (46% de los votos). Comentar que dentro de dicho top, la Infanta Elena ha quedado en (y no seré yo quien diga merecidísimo) quinto lugar, por encima de Penélope Cruz, la princesa Letizia y Naty Abascal.

Pero volviendo al tema de la Preysler y sus nenas, a destacar la más que agradable presencia en dicho reportaje fotográfico de Ana Boyer. Servidor es bastante asiduo a la visión de los programas del cotilleo (básicamente de la dupla de fin de semana ¿Dónde estás corazón? y el defenestrado Salsa Rosa) y nunca antes había visto a la hija de la filipina con el punching-ball de Ruiz Mateos. Según dice ¡Hola!, es la primera vez que la benjamina aparece vestida de largo en un reportaje. La verdad es que de las tres hijas para mi es la más guapa: Chábeli está bastante ajada para su edad (36 años) y Tamara está delgadita y es la que tiene mejores pechos (aunque tampoco como para tirar cohetes). Encuentro que Ana tiene unos rasgos muy finos y parece bastante discretita/prudente (a diferencia de sus hermanas). A ver que nos depara el futuro... Según reza en la revista, tiene 19 años y acaba de iniciar sus (dobles) estudios en Administración y Dirección de Empresas y en Derecho. Quizás acabe siendo "el cerebro" de las tres hermanas....

Digno de comentario es que Chábeli tiene muy bien aprendidos algunos de los trucos de su padre, de manera que una vez identificado su "lado bueno" (el izquierdo) aparece en todas las fotos mostrando exclusivamente dicho lado y con una sonrisa que es puro alcanfor. Pero para alcanfor el horroroso vestido rojo (con mangas) que le pusieron para las fotos, más digno de la Bella y la Bestia que para una recepción de gala.

Y es que Cháveli fue la invitada este sábado de ese programa-fábrica-de-peloteo que es "La Noria" (T5), presentado por Jordi González. Partiendo de la base de que el catalán no la iba a poner en aprieto alguno (igual que no lo ha hecho con el resto de invitados, a los que se dedica a masajear, alagar y pelotear), lo que me chocó (agradablemente) de Cháveli es que en diversos momentos reconociese llanamente y sin complejos que gran parte de su vida acomodada y de su trabajo se debe a ser hija de Julio Iglesias, lo que se agradece ante tantos hijos de famosos que intentan justificar su situación como producto de un arduo trabajo y esfuerzo personal que nada tiene que ver con su cuna (¿verdad, Gonzalito Miró?). Una Chábeli menos pija que de costumbre, más (a priori) madura y que amenaza con trasladarse próximamente a España, tras su deseo de tener otro hijo.

Por cierto, no os he comentado a qué se debía el posado de la Preysler y sus hijas. Pues bien, habían sido invitadas por Porcelanosa a una cena organizada en Clarence House (la residencia oficial del Príncipe Carlos) por la Fundación Príncipe de Gales para la Arquitectura y el Medio Ambiente, agradeciendo la aportación de la empresa levantina a dicha Fundación. Y hablando de la Bella y la Bestia, hay una foto en la que aparecen juntas la Preysler y Camilla que es puro contraste de sabores.

Pues con esta tontería de entrada de blog aprovecho a las tres o cuatro personas que leéis este humilde y altamente discontinuo cuaderno de bitácora una feliz entrada de año. El próximo año intentaré ser más regular con las aportaciones, aunque tampoco prometo nada. Que la portada del ¡Hola! os sirva como mi particular felicitación de Navidad.

El erótico enmascarado

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